Una breve historia de uno de los saqueos de recursos naturales perpetrado en argentina por
“ilustres” ciudadanos nativos y de los otros.
1. LA FORESTAL Y EL QUEBRACHO ARGENTINO

Lucas González, ex ministro de Hacienda de Mitre y de Avellaneda, en representación de Murrieta & Company (en adelante, M&C), inició gestiones con el gobernador de la Provincia de Santa Fe, Simón de Iriondo, para acordar la forma de pago del empréstito que le había sido acordado a ésta por la empresa bancaria M&C. El gobernador aceptó la propuesta redactada por Lucas González y la elevó en forma de Proyecto de Ley a la Legislatura en setiembre de 1880.
Prácticamente sin discusión, el Proyecto de Ley fue aprobado el 5 de octubre quedando en ella establecido que la deuda de 110.873 libras y 3 chelines sería pagada en un tercio con bonos del Tesoro más sus intereses, y que los bonos podían ser recibidos por el Gobierno en pago de tierras públicas, mientras que los dos tercios restantes serían pagados con el producido de la venta de tierras fiscales que debía realizarse en Inglaterra u otra parte de Europa.
La Ley estableció que la venta de tierras no podía realizarse a menos de 1.500 pesos la legua cuadrada (2.500 hectáreas). El acuerdo fue formalizado el 30 de noviembre de 1880 con la firma de Pedro Reyna por el Gobierno, y Lucas González (en adelante, L.G.) por los prestamistas. A la vez éste, el 5 de mayo del año siguiente, fue designado por el Gobierno de la Provincia, mediante un Decreto, representante de ésta en las negociaciones, con lo que pasó a representar a ambas parte, es decir al deudor y al acreedor.
En virtud de esa designación, L. G. vendió 404 leguas cuadradas (1.010.000 hectáreas) a sus empleadores, o sea a M&C, empresa que ya operaba en Argentina en negocios ferroviarios y financieros. Poco después el Gobierno de Santa Fe autorizó al mismo L. G. a vender 260 leguas cuadradas (650.000 hectáreas).
De la superficie total vendida, M&C adquirió 504 leguas cuadradas (1.260.000 hectáreas) al precio total de 151.212 libras, 6 chelines, equivalentes a 756.061,50 pesos oro. Poco tiempo después la misma empresa adquirió el resto de la superficie al mismo precio, o sea al establecido como mínimo por Santa Fe, es decir a 1.500 pesos oro la legua cuadrada.
Por lo tanto, basada en el erróneo argumento de tener que pagar la deuda contraída con M&C, el Gobierno de Santa Fe vendió una superficie mayor que la necesaria, desprendiéndose “generosamente” de unas 300 leguas cuadradas (750.000 hectáreas). Años después, un informe del Departamento de Ingenieros señaló que la venta a la mencionada empresa abarcó 668,396 leguas cuadradas (1.671.000 hectáreas) distribuidas entre los departamentos 9 de Julio, San Cristóbal, Vera y General Obligado, o sea alrededor de 12% del territorio de la Provincia.
Mediante un Decreto del 6 de mayo de 1881, el Gobierno de Santa Fe designó a Juan Bautista Alberdi como control de la operación, y este delegó la función en Federico Woodgate. Luego de la venta, mediante un Decreto, el PE Provincial aprobó la misma y destacó la actuación patriótica de L.G. y Juan Bautista Alberdi.
La explotación forestal
La expansión de la superficie agropecuaria dio impulso a la extracción de ñandubay y de quebracho, siendo este último utilizado, entre otros usos, como durmiente, compitiendo ventajosamente con los durmientes de acero importados de Inglaterra.
El quebracho, exhibido en las exposiciones de París en los años 1855 y 1867, despertó el interés de los entendidos por la impresionante cantidad de tanino puro contenido en el extracto de quebracho (60 a 70% de tanino puro) que superaba al contenido en las cortezas de curupay y cebil, o de roble y castaño europeos.

Se estima que desde 1888 a 1895 se exportaron rollizos de quebracho equivalentes a 76.339 toneladas de extracto de quebracho sólido (para obtener una tonelada de tanino eran necesarias alrededor de 3,5 toneladas de madera).